mayo 01, 2020

Meet and greet party

Esto ocurrió en una ciudad de los Estados Unidos.
Yo debía dar un concierto en una iglesia. Al llegar y encontrarme con el organizador, me puse al tanto de los detalles del evento, entre ellos, que incluía la posibilidad "meet and greet party", ya impresa en afiches y material de prensa.
¿De qué se trata? Es la opción de acceder, finalizado el evento, a saludar al concertista y dialogar con él, pagando un plus por esta posibilidad.
Inmediatamente sentí que tal cosa estaba fuera de lugar, y así lo hice saber: ¿qué es eso de poner precio a un apretón de mano o a la disposición para conversar un momento?. La respuesta fue: "...si se puede recaudar un poco más... ¿porqué no?".
El asunto era un hecho, ya lanzado a rodar, y así quedó.
Terminado el concierto, efectivamente, ingresaron a una sala contigua al camarín unas pocas personas a las cuales saludé, manteniendo con ellas un breve diálogo.
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Para mí, el final de los conciertos es quizá el momento más hermoso. Quien lo desea se acerca espontáneamente a expresar sus sensaciones, dar un abrazo, un beso, una sonrisa, sacarse una foto. Suele ser algo caótico por esa falta de organización propia de nuestro modo de ser. Pero en ese revuelo de cariño uno siente que recibe la retribución que el alma necesita, después del esfuerzo de preparar y ofrecer un concierto.
En aquélla ciudad norteamericana me quedé con las ganas. Una vez que se fueron quienes pagaron por el derecho a saludarme, agarré mi guitarra y empecé a retirarme pasando por la sala de concierto, donde ya no quedaba nadie.
"..Si se puede recaudar un poco más... ¿porqué no?" ... puede ser inobjetable comercialmente. Pero creo que hay cosas que no se miden con esa vara, que existen "recaudaciones" de otra naturaleza, y que no puede haber tarifa para acercarse a alguien a expresar emoción y agradecimiento.


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