Los meses de enero y febrero de 2001 los pasé en Toronto, Canadá. Para esa misma época estaba en esa ciudad mi amigo Leonardo Bravo, guitarrista destacado de Capitán Bermúdez, ciudad ubicada a muy pocos kilómetros al norte de Rosario. En ese entonces teníamos un dúo de guitarras en formación, y andábamos presentando "EL alma en la raíz", CD que Leo grabó con mis obras para guitarra sola para el sello EPSA Music, de Buenos Aires. Juntos intentamos establecer vínculos con la comunidad guitarrística del lugar, y así conocimos a William Beauvais, guitarrista, compositor y docente canadiense, quien nos invitó a una ronda de guitarristas, en el Conservatorio Municipal de Toronto.
El día del evento llegamos al Consevatorio, que nos sorprendió por varias razones. En primer lugar, contaba en su hall de entrada con un local de venta de partituras, instrumentos y accesorios para músicos: atriles, papel pentagramado, libros, etc. La variedad y el surtido de este pequeño local ubicado puertas adentro de un establecimiento educativo, superaba en varios rubros a los más importantes comercios del ramo de la ciudad de Rosario, especialmente en lo referente a ediciones de partituras, que en Argentina han casi desaparecido. En segundo lugar, las instalaciones y la infraestructura: cada aula estaba equipada con un piano sobre el cual había una computadora que iba registrando el trabajo del ejecutante, posiblemente en un software editor de partituras.
En una de las aulas, los alumnos y William se ubicaron en ronda, y cada uno a su turno tocó una obra del compositor brasilero Heitor Villa Lobos. Leo y yo escuchábamos. Terminada la actividad, un grupo de ellos ju
nto a un constructor de guitarras se dirigieron a un aula contigua, para examinar nuevos instrumentos que algunos acababan de adquirir. Allí fuimos nosotros dos también.

Al salir a relucir una de las nuevas guitarras, se dejó ver en el estuche un libro, un método para guitarra cuyo diseño de tapa nos resultaba más que conocido. Era "El Sagreras", material de estudio casi obligatorio para todo aquél que se aventura en los laberintos de la técnica guitarrística, en Argentina. Pedí permiso para hojear lo que consideraba una edición canadiense, o norteamericana, y vi que no: era la edición argentina, en español, exactamente nuestro Sagreras.
¿Cuántas cosas valiosas estaremos exportando? ¿Tendremos idea de nuestro potencial?
¿Cuántas cosas valiosas estaremos exportando? ¿Tendremos idea de nuestro potencial?