junio 07, 2010

El arte y su empecinamiento


Esas butacas que se ven en la foto pertenecen a la sala de Candilejas, en Rufino, sudoeste de la provincia de Santa Fe. Allí palpita el teatro, pero también la música. También me parece pertinente decir que allí resisten el teatro y la música. Resisten contra el abandono, el desinterés, la ignorancia y la falta de presupuesto. Y también contra la banalización de la vida que se nos trata de imponer desde los medios masivos de comunicación, que salvo muy honrosas excepciones dan cabida sólo al mal gusto, la vulgaridad, la mediocridad, el grito estéril y la oquedad.
Allí palpitan la amistad, la solidaridad y el trabajo comunitario. Un grupo de personas de distintas edades trabajan, producen, enseñan y sueñan. Hace dos días tuve la suerte de pisar ese escenario junto a María Amalia Maritano (mi compañera en el Dúo Meridiano) y mi hermano de cuerdas, el guitarrista local Daniel Mariatti. Agradezco a la música que me lleve al encuentro de esa Argentina que no renuncia a una vida atravesada por ideales y por el esfuerzo de tratar de alcanzarlos.

1 comentario:

  1. Marcelo: gracias por tus palabras que son una caricia al alma de todos los que trabajamos en este magico lugar.

    "En una pequeña o gran ciudad o pueblo, un gran teatro es el signo visible de cultura."

    muchas gracias de nuevo por tu calidez, tu talento y tu mano de amigo tendida

    saludos
    Gabriel

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