julio 26, 2010

Elegía por la muerte de los originales

Sabemos que la piratería ha producido un terremoto en la industria discográfica. La tecnología para copiar ediciones musicales comenzó con los grabadores de casette, y hoy se cuenta en la PC hogareña con todo lo necesario para hacer una réplica perfecta de cualquier CD o DVD. Es imposible poner dique a las copias privadas, pero sería de esperar que los estados cumplieran con su rol de policía e impidieran la comercialización de CDs y DVDs piratas, al menos de manera explícita y descarada, en plena calle.
Esto no sucede, al menos en Argentina: se suelen ver puestos callejeros que ofrecen CDs y DVDs copiados. Incluso algunos locales que supuestamente necesitan habilitación municipal para funcionar, exhiben en sus vidrieras sus catálogos de mercadería falsa, impunemente. Pero si uno quiere, aún hay comercios que venden música original.
En mi reciente viaje a Perú, intenté comprar música criolla, ediciones originales. Pero mis amigos peruanos me dijeron que en Lima ya es virtualmente imposible hallarlas, a la vez que proliferan locales que ofrecen material burdamente copiado, como el que se ve en la foto de abajo, muy cerca de la Plaza de Armas, en el corazón de la capital peruana. Esto sucede abiertamente, sin ningún tipo de ocultamiento ni disimulo. Evidentemente, autoridades y público lo han aceptado como algo "natural", y la consecuencia ha sido la desaparición de los comercios que ofrecían música original.
No me había enfrentado, hasta ahora, a la prueba contundente de que la batalla la está ganando la copia ilegal. La trinchera de la musica original está desvastada, al menos en Perú. Así las cosas, hay que aceptar el nuevo escenario y adaptarse a esta realidad. Nos toca vivir entre la desaparición del viejo sistema y las nuevas formas de producción y distribución de música grabada. El tiempo nos mostrará hacia donde se mueve el universo de los músicos y su inevitable necesidad de registrar y comercializar su produccion.

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