enero 13, 2012

Desesperanza


Por enésima vez
enciendo la ilusión
con el control remoto.
Me son tan familiares
estas noches
de humedad, mosquitos
y resplandor azulado,
que a veces me pregunto
si realmente es hoy
o si estoy, apenas,
recordando.
Conozco el resultado
pero igual juego,
ya perdedor.
Debo entonces definirme:
un insensato
perseguidor de fantasmas.
Hubo un tiempo,
una prehistoria de la cultura,
en que Tejada Gómez
pisaba el escenario
y ametrallaba conciencias
con su palabra.
En ese tiempo Yupanqui,
con su zurda guitarra quejumbrosa
oficiaba la misa de la vidala,
con comunión de milonga;
y a nadie se le ocurría
pensar que a tales asuntos
les hacían falta palmas.
Ahora, una suerte de cáscara
con pretensiones de alegría,
es ofrecida a las plazas,
que se dislocan entre aturdidas
y víctimas de estafa.


(Marcelo Coronel, 13/1/2012)


Atahualpa Yupanqui, Lloran las ramas del viento

2 comentarios:

  1. Comparto tu sentir y la forma en que lo expresás. Un abrazo.

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  2. Que mas que un elogio para vos?
    Tus palabras muestran sentimiento, dolor y bronca contenida. Más de una vez lo hemos conversado y se de que hablas.
    Te acompaño.

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